Medicina oriental
Actualmente vivimos en un mundo cada vez más globalizado, por lo tanto, es fundamental que avancemos hacia una medicina integrativa con la que tratamos a la persona no solo como un enfermo, sino también como un ente espiritual y emocional. La medicina debe incluir una visión holística, energética y espiritual. Dejando de lado la visión de la medicina occidental que se enfoca solo en los síntomas que padece el paciente.
En la medicina occidental la enfermedad es concebida como algo que hay que quitar o eliminar. De esta manera, se entiende que una determinada dolencia afecta de forma aislada a una parte del organismo y que una vez tratada, la persona mejorará.
En la medicina oriental consideramos que la enfermedad es producto de un desequilibrio o desajuste en el funcionamiento global del organismo. Es decir, indica que hay algo que no está en orden es nuestras vidas. Este desbalance puede ser a nivel energético, físico (reumatismos, enfermedades cardiovasculares, enfermedades respiratorias, entre otras) o emocional (estrés, ansiedad, depresión, entre otros), pero siempre afectará a todos los sistemas del ser humano.
La medicina oriental tiene un enfoque bioenergético y se rige por tres principios básicos:
Existe una energía o Qi como principio integrador y regulador de todo el organismo.
- Todo ente vital responde a dos fuerzas opuestas y complementarias (el ying y el yang). Esto representa una dualidad unificada y el equilibrio se encuentra cuando los dos polos están en armonía.
- El universo y sus entes están regidos por una ley de interdependencia representada por los cinco elementos: agua, madera, fuego, tierra y metal.